Slow Cooking: qué es y qué aporta a la cocina
Vivimos en una sociedad que se caracteriza por las prisas y la poca disponibilidad de tiempo. Esta afecta a todas las actividades del día a día, pero en particular a la comida. Esta rapidez no solo supone que se recurra a opciones menos saludables, sino que desde el punto de vista de la gastronomía, la calidad de los alimentos también se ve afectada por la cocción exprés. Es aquí cuando aparece la técnica del slow cooking, que apuesta por tomarse su tiempo para preparar los platos, que no necesariamente tienen que ser complejos.
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¿Qué es el slow cooking?
El slow cooking, o cocción lenta, es una técnica culinaria en la que los alimentos se cocinan a una temperatura baja y constante durante un período prolongado de tiempo. A diferencia de los métodos de cocción convencionales, como pueden ser freír o asar, que requieren de un calor intenso y de tiempos más cortos.
Con el slow cooking, se permite que los sabores se desarrollen de manera gradual y que los ingredientes se vayan ablandando progresivamente. Este enfoque se basa en la premisa de que la paciencia es la clave para obtener platos excepcionales.
En la actualidad, esta técnica entra dentro de la investigación gastronómica en el sector, que busca opciones que sean más saludables y/o sostenibles y donde también figura el foodtech. De este modo, además de incrementarse la calidad en el resultado final, el objetivo es que toda la cadena se vea beneficiada, desde la obtención de las materias primas, su traslado o su tratamiento, entre otros aspectos.
¿Qué beneficios aporta el uso del slow cooking?
Mejora la textura y el sabor
Uno de los principales beneficios del slow cooking es su capacidad para transformar el sabor de los alimentos, sobre todo con carnes duras, que se convierten en porciones tiernas y jugosas. En la cocina a fuego lento, el colágeno se descompone lentamente y permite una textura suave. Además, los sabores tienen tiempo de mezclarse entre sí y se logran acabados más sabrosos e intensos. Junto al sabor, también se potencian los aromas.
Conserva los nutrientes
A diferencia de otros métodos de cocción, se preservan mejor las vitaminas y los minerales, puesto que el fuego lento minimiza la pérdida de nutrientes sensibles al calor.
Ahorro de tiempo y esfuerzo
Aunque pueda parecer paradójico, el slow cooking ahorra tiempo en la preparación de las comidas. Una vez que los ingredientes están al fuego, la supervisión es mínima, por lo que se gana libertad para realizar otras tareas simultáneas.
Favorece la digestibilidad
Al cocinar los ingredientes a fuego lento y durante períodos prolongados, las fibras y los tejidos conectivos de los alimentos se descomponen. Así, se facilita la digestión en el sistema gastrointestinal y se reduce la presencia de compuestos nocivos para la salud.
Aplicaciones de la cocción lenta en la cocina de vanguardia
La cocción lenta ha irrumpido en la escena culinaria contemporánea como una herramienta esencial en la creación de platos de vanguardia que desafían los límites de la creatividad gastronómica. Los chefs de hoy en día han abrazado esta técnica milenaria y le han dado un enfoque moderno, gracias a la tecnología avanzada.
Gracias al slow cooking, se consiguen sabores intensos en ingredientes singulares, con fusiones inesperadas entre elementos dispares. Por ejemplo, los aromas de hierbas exóticas en aceites hasta la impregnación lenta de sabores en cortes de carne premium.
Por otra parte, la cocción lenta es una gran aliada para rescatar ingredientes olvidados o subestimados, y permite transformar ingredientes aparentemente modestos en verdaderas estrellas culinarias. Este enfoque alienta también la sostenibilidad y al aprovechamiento integral de los ingredientes, al mismo tiempo que resuena con los valores contemporáneos de reducción del desperdicio alimentario.
El slow cooking como herramienta para volver a la comida tradicional
En un mundo dominado por la comida rápida y las opciones precocinadas, el slow cooking representa un retorno a las raíces culinarias tradicionales. Esta técnica nos conecta con una forma más auténtica de cocinar, en la que el tiempo y la atención son ingredientes esenciales. Con el rescate de recetas y métodos antiguos, esta técnica nos brinda la oportunidad de preservar la herencia gastronómica de nuestras culturas y de fusionar la propia con otras.
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