¿Qué tipos de catas de vinos debe conocer todo sommelier?
La cata de vinos es un proceso de análisis para evaluarlos y comprenderlos a través de los sentidos. Se utiliza para identificar características como la procedencia, la variedad de uva, los métodos de vinificación o las diferentes influencias del clima y la geografía en la calidad general del vino. Sin embargo, no hay un único proceso, sino que existen diferentes tipos de catas.
En este artículo, vamos a conocer cuáles son las más populares y sus características, así como la diferencia entre cata y degustación. Si te gusta este sector y estás valorando la posibilidad de convertirte en sommelier o de ponerte al frente de un negocio en esta rama, inscríbete en el Máster en Negocio del Vino y Gestión Vinícola.
Tipos de catas de vinos
Las catas son una práctica conocida en todo el mundo, y permiten apreciar las cualidades, la complejidad y la variedad de los vinos. Con el paso del tiempo, se han ido desarrollando diferentes tipos de catas, con enfoques diferentes y objetivos más concretos. Estas permiten a los catadores y sommeliers, y personas aficionadas, explorar distintas facetas de esta bebida. A continuación vamos a ver tres de las más conocidas.
Cata vertical
La cata vertical consiste en descubrir varios vinos de una misma bodega, pero de diferentes añadas. En este tipo de cata, se degustan varias muestras del mismo vino de distintas cosechas, con el objetivo de apreciar cómo las condiciones climáticas, las técnicas de vinificación y otros factores han influido en su desarrollo y evolución. También permite valorar la consistencia y la calidad a lo largo del tiempo. Así se puede entender la longevidad y el potencial de envejecimiento de un vino, y conocer su madurez.
Cata horizontal
La cata horizontal se centra en la comparación de vinos que se han elaborado en el mismo año, pero de diferentes bodegas. Con esta modalidad, se pueden explorar las diferentes interpretaciones y estilos, analizar las influencias de las prácticas de vinificación, los suelos y el clima en la expresión del vino. También facilita la identificación de las características distintivas de cada bodega y región, para descubrir posibles tendencias en un año concreto.
Cata a ciegas
La cata a ciegas es un reto para quienes se dedican a esta, puesto que implica degustar vinos sin conocer su identidad. Los vinos se presentan en copas opacas o se sirven de manera que no se pueda ver la etiqueta. Es una forma de poner a prueba la habilidad del sommelier para identificar variedades de uva, regiones vitivinícolas, técnicas de vinificación y calidad del vino. Se utilizan únicamente las características sensoriales como referencia.
¿Qué tipo de cata de vinos es más popular hoy en día?
Los tipos de catas cumplen diferentes finalidades, en función de lo que se desee valorar o conocer. Sin embargo, las catas a ciegas están ganando relevancia, porque supone un desafío para las habilidades sensoriales de profesionales y aficionados.
Más allá de poner a prueba a las capacidades personales, es también una forma de desarrollarlas, así que se conciben como un medio para el aprendizaje. Además, cuando se eliminan la etiqueta, la marca o el precio, es posible centrarte únicamente en el aroma, sabor, textura y estructura.
Principales diferencias entre cata y degustación de vinos
Los términos cata y degustación de vinos se suelen usar indistintamente, pero hay diferencias sutiles en su significado. Los distintos tipos de catas que hay se centran en la evaluación sistemática y crítica de un vino, a través del análisis de sus características visuales, aromáticas, gustativas y táctiles. Por el contrario, la degustación de vinos es un término más amplio que equivale a la simple experiencia de probar y disfrutar de aquellos, sin necesariamente analizarlos en detalle.
De la cata a la mesa: el proceso que todo sommelier debe dominar
El sommelier es quien se encarga de seleccionar los mejores vinos para acompañar los platos del menú de un restaurante, pero también de comprender cómo el maridaje puede realzar la experiencia gastronómica. Por consiguiente, quienes se dediquen a la sumillería deben ser capaz de tener en cuenta los sabores, texturas y aromas de los alimentos al recomendar un vino que complemente y mejore la comida.
Una vez seleccionados los que irán en la carta, hace falta también comprender las preferencias o restricciones que puedan tener los clientes. Debe saber comunicar con claridad la mejor opción, pero a la vez estar preparado para ofrecer sugerencias alternativas y adaptarse a las necesidades específicas de cada cliente.
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