LEARNING BY DOING: LA METODOLOGÍA INNOVADORA CLAVE PARA EL ÉXITO
La pedagogía y otras ciencias del conocimiento existen porque hay muchas metodologías de enseñanza. Algunas de ellas han pasado a la historia, y otras están cada vez más vigentes. Una de estas últimas es el learning by doing. Esta técnica existe desde hace mucho tiempo y es altamente efectiva. También llamado aprendizaje experiencial, a continuación explicaremos en qué consiste y por qué es la hemos adoptado como metodología central en Barcelona Culinary Hub.
¿Qué es la metodología Learning by doing?
El aprendizaje basado en experiencias, o learning by doing, se basa en la idea, comprobada, de que aprendemos mejor con la práctica que a través de la teoría.. Es un concepto muy sencillo, sí. Y en BCH sabemos que las ideas más simples son a menudo las que mejor funcionan. Por eso hemos adoptado como elemento diferencial esta metodología.
Por ejemplo, en nuestro Máster en Innovación, Emprendimiento y Gestión gastronómica, el alumnado no asiste a interminables clases magistrales durante semanas. Nuestro enfoque es más práctico. En eso se basa aprender por medio de la experiencia.
El argumento pedagógico es que la participación activa proporciona un aprendizaje más profundo. Además, permitir la experimentación y no castigar los errores alimenta la creatividad y la seguridad. Dos cualidades que todo profesional de la gastronomía necesita.
De dónde surge el Learning by doing
El filósofo estadounidense John Dewey fue el primero en popularizar el término. Desde su punto de vista, el aprendizaje no debía recaer en la actividad de los profesores, sino en los alumnos. Este enfoque dio un vuelco a la noción tradicional de que el aprendizaje ocurre a través de conferencias y memorización.
Dewey se hizo famoso al argumentar que aprendemos mejor cuando nos involucramos profundamente con el objeto de estudio. Él creía que la mejor manera de alcanzar nuestro máximo potencial en algo, era crear un plan de estudios práctico que tuviera relevancia para las vidas y experiencias de los estudiantes. Algo que en BCH nos tomamos muy en serio.
La idea de Dewey, que ya tiene más de cien años de edad, recobra su relevancia hoy en día, en un momento en que la investigación ha demostrado empíricamente la importancia de aprender haciendo.
Beneficios de aprender haciendo
El primer beneficio de la metodología learning by doing es que es más atractivo y activa los mecanismos de la memoria de manera más efectiva. Dado que requiere acción, no cabe el absentismo presencial (cuando una persona está presente en clase, pero su cerebro vaga, ausente). Esto es importante, ya que, el aprendizaje mediante lecturas o clases magistrales no garantiza la atención del alumno.
Aprender haciendo ofrece una experiencia personal. Cuando entramos en un ciclo de esfuerzo, errores, reflexión y mejora, entran en juego nuestras emociones. La motivación también se dispara, así como la curiosidad, que lleva a investigar más sobre temas que resultan, de inicio, más interesantes.
Elimina el mito del estudiante que lleva a cabo una tarea solitaria. El learning by doing, sobre todo en una escuela como BCH, te obliga a relacionarte con otras personas. Así entras en contacto con diferentes puntos de vista que, quieras o no, enriquecen tu propia perspectiva.
Ayuda a desarrollar habilidades para el éxito. Aprender haciendo te anima a salir de tu zona de confort y probar cosas por primera vez. Se asume que cometerás errores en el proceso, y precisamente porque se asume, nadie te juzgará por ello. Como resultado, el aprendizaje basado en experiencias te ayuda a desarrollar la iniciativa. También podría conducir a la gestión de equipos y al crecimiento de las habilidades de colaboración.
¿Cómo implantar el learning by doing?
La mejor manera de entender el aprendizaje experiencial son los ejemplos:
Es imposible aprender a montar en bicicleta de manera teórica porque hay que experimentar los problemas de equilibrio y desarrollar las habilidades motoras y de coordinación. De la misma manera, es mucho más fácil aprender a usar un emulsionador con la práctica.
No se puede aprender a escribir un poema sin garabatear muchos versos fallidos en una hoja de papel o en la pantalla del móvil. Y tampoco se puede inventar una receta nueva sin experimentar con medidas, temperaturas y tiempos.
En realidad, emplear esta metodología de aprendizaje es una cuestión de puro sentido común, que avalan los resultados.