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Nutrición

La dieta atlántica, cada vez más presente en restaurantes

BCH AL PUNTO
Equipo BCH

Siempre hemos relacionado a nuestro país con la dieta mediterránea. Sin embargo, en la costa noroeste de España, así como en la de Portugal, hay otra que también está ganando relevancia en el sector de la restauración. Se trata de la dieta atlántica, y en este artículo queremos contarte en qué consiste y sus beneficios, así como las diferencias con otra similar, la escandinava.

Pero si te pica la curiosidad por conocer más combinaciones de alimentos y cómo potenciarlas desde la sostenibilidad, te puede interesar especializarte en esta rama con el Máster en Producto y Creatividad Gastronómica Sostenible.

¿Qué alimentos se incluyen en la dieta atlántica?

La dieta atlántica se centra en consumir alimentos de temporada, que estén frescos y, preferiblemente, de origen local. Vienen del mar y de la tierra, por lo que destacan el pescado y los mariscos, los vegetales y las frutas, los cereales integrales y las legumbres. A través de ellos se pueden obtener ácidos grasos omega-3 esenciales, nutrientes variados y fibra.

Además, también están presentes los aceites vegetales, en particular el aceite de oliva. Y como aliño, nada de salsas complejas, sino especias locales y hierbas, como cilantro, perejil o laurel. Por la baja presencia de grasas, se asemeja a la dieta ornish; sin embargo, dado que no se limitan las proteínas animales, se aproxima más a la flexitariana, que incluye carne y pescado ocasional para reducir el impacto medioambiental. En la dieta atlántica, el consumo de carnes es moderado, puesto que se da prioridad a fuentes más saludables, como el pescado y las legumbres.

¿En qué se diferencia la dieta atlántica y la dieta escandinava?

Pero además de las dos mencionadas, este tipo de alimentación también se parece a la dieta escandinava. Ambas proceden de zonas costeras en las que las temperaturas descienden considerablemente.

En este caso, la escandinava se enfoca más en los productos de origen animal, como el pescado y los lácteos, aunque se combinan con granos enteros y tubérculos. La dieta atlántica, por las características de la región, lo hace en su lugar con vegetales y frutas frescas de temporada, acompañadas del aceite de oliva, por ser también procedente de nuestra región.

Otra diferencia es que la atlántica aumenta la profundidad y la complejidad de los sabores con especias. Por el contrario, la escandinava es más simple en lo que respecta a los condimentos. En cualquier caso, benefician a la salud metabólica.

Beneficios sanitarios de seguir una dieta atlántica

Por tratarse de una dieta saludable, los beneficios que ofrece para la salud son múltiples:

Mejora de la salud cardiovascular

El consumo de lácteos y alimentos procesados tiene un impacto directo en los niveles de colesterol y, por tanto, de la salud cardiovascular. Por el contrario, cuando consumimos pescados ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón y la sardina, se reducen los niveles de colesterol malo (LDL) por sus propiedades antiinflamatorias. La presión arterial también se mantiene en los niveles adecuados.

Control del peso

Consumir alimentos saludables, como promueve la dieta atlántica, aporta nutrientes variados y fibra. Esta última ayuda a tener una sensación de saciedad; es decir, controlamos la ingesta de calorías.  Las grasas saturadas también se mantienen fuera de esta alimentación.

Mejora del tránsito intestinal

La fibra tiene múltiples beneficios, pero en su mayoría están relacionadas con el intestino. En este se encuentra nuestro segundo cerebro, la microbiota; de ahí que sea tan importante cuidar lo que comemos. La ingesta abundante de fibra facilita el tránsito intestinal y previene el estreñimiento.

Refuerzo del sistema inmunológico

Los antioxidantes de las frutas y verduras fortalecen el sistema inmunológico. Pero además, las vitaminas y los minerales que también contienen nos protegen contra enfermedades al fortalecer nuestras defensas.

Sostenibilidad y cuidado del medioambiente

Los beneficios de la alimentación no pueden observarse solo desde el punto de vista del ser humano. Debemos recordar que el planeta está habitado por otras especies, con el mismo derecho a existir. La dieta atlántica reduce la huella de carbono asociada al transporte. Pero como también apuesta por prácticas sostenibles, ya sea en la agricultura o la pesca, se potencia el cuidado del medioambiente.

La cocina con los alimentos de temporada se traslada a los restaurantes

Para poder sobrevivir como negocios, hay que adaptarse continuamente a lo que demandan los consumidores. Dado que estos solicitan alimentos saludables y sostenibles, la dieta atlántica se ha ido incorporando a los menús.

En realidad, es bastante sencilla de conseguir, ya que basta con apostar por productos locales y de temporada e incluir opciones que sean saludables con las verduras, las frutas y las legumbres como grandes protagonistas. Hay que tener en cuenta que la frescura repercute en la calidad, así que esta elección también mejora la experiencia general de los clientes.

Existen múltiples propuestas gastronómicas que están enfocadas en la salud y en la sostenibilidad. Si quieres aprender otras, además de la dieta atlántica y demás variantes, inscríbete en nuestro máster y desarrolla todo tu potencial.

 

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