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Cómo se usa la neuroarquitectura en el diseño de restaurantes

BCH AL PUNTO
Equipo BCH

Conceptos como neurociencia o neuropsicología son cada vez más escuchados en nuestro día. La razón está en que vamos siendo más conscientes de la relación entre la conducta y nuestro sistema nervioso. Pero las ramas se van multiplicando, y hoy también se habla de neuroarquitectura, puesto que se sabe que el diseño de interiores puede afectar a nuestro comportamiento y bienestar.

Hoy vamos a conocer cómo se aplica este último concepto en el diseño de restaurantes y el objetivo que se persigue con ello. ¿Te gusta este sector y quieres aprender más sobre su acondicionamiento para mejorar la experiencia de los consumidores? Hazlo con nuestro Máster en Diseño de Espacios y Entornos Gastronómicos.

¿En qué consiste la neuroarquitectura?

El diseño de interiores en restauración o en cualquier otro espacio se basa en una serie de principios que buscan la armonía y el equilibrio. Sin embargo, también se tienen en cuenta otros aspectos puramente estéticos.

Cuando hablamos de neuroarquitectura, se fusionan ambas disciplinas, y utilizando datos y evidencias científicas, se identifica cómo los estímulos visuales, acústicos y espaciales impactan en nuestras emociones y capacidades o procesos cognitivos.

Al aplicar sus principios, puede aumentar el bienestar y la productividad de las personas que se encuentran en ese espacio. Y si hablamos de diseñar un espacio gastronómico, ya no solo se miraría la funcionalidad o que la estética sea agradable. También se busca que la experiencia del cliente sea agradable y satisfactoria para fomentar su fidelización.

Elementos clave utilizados en la neuroarquitectura

Si se quiere aplicar la neuroarquitectura a un espacio, hay que tener en cuenta los siguientes elementos:

Diseño del espacio

En el diseño del espacio entra la distribución del mobiliario. Puesto que hablamos de restaurantes, habría que analizar la colocación de las mesas, el flujo de personas y la creación de zonas privadas y abiertas. Todos ellos repercuten tanto en la comodidad como en la percepción del lugar. Se trata de encontrar un equilibrio entre la privacidad y la interacción social para que la experiencia y la circulación de clientes sean buenas.

Iluminación

La iluminación tiene el poder de influir en nuestro estado de ánimo. En un espacio, se combina la luz natural con la artificial. Cuando son cálidas y suaves, favorecen un ambiente acogedor y relajante, mientras que las luces brillantes son más estimulantes, y se usan en sitios donde la estancia es más corta. Por ejemplo, cafeterías o locales de comida rápida.

Acústica

El ruido tiene el potencial de causar estrés y ansiedad, y puede influir negativamente en la experiencia gastronómica. Para controlarlo y contribuir a que la atmósfera resulte más agradable, se deben usar materiales acústicos, paneles, alfombras o cortinas. Todos pueden reducir el eco y la reverberación para facilitar las conversaciones y que el ambiente se perciba como relajado.

Colores y materiales

Los colores son fundamentales en el diseño gráfico, pero también en el diseño de interiores o en la neuroarquitectura. Estos influyen en nuestro estado de ánimo. Así, los cálidos, como el rojo o el naranja, son estimulantes para el apetito y fomentan la interacción social. Por el contrario, los fríos, como el azul y el verde, transmiten calma. En cuanto a los materiales usados, transmiten una determinada calidad y confort.

El cambio del diseño de restaurantes a través de la neuroarquitectura

El enfoque de la neuroarquitectura está transformando el diseño de restaurantes al hacer que estos espacios sean más conscientes de las necesidades y preferencias de los clientes. En lugar de basarse únicamente en las tendencias de diseño, como son los estilos minimalista o tropical, ahora se usan datos científicos para analizar qué elementos son más favorables o consiguen los resultados que se desean.

Por ejemplo, algunos restaurantes utilizan sus principios para crear ambientes que fomenten la relajación y así alargar la estancia y el gasto del cliente. Al mismo tiempo, se pueden adaptar para buscar la eficiencia o la funcionalidad, o para que vayan acorde con el tipo de servicio ofrecido.

Objetivo de la neuroarquitectura: espacios gastronómicos más personalizados

Aunque ya hemos visto hacia dónde se dirige la neuroarquitectura, en el diseño de espacios gastronómicos se trata de personalizarlos y adaptarlos a las necesidades específicas de los clientes. Primero, es necesario conocer cómo los elementos mencionados del entorno repercuten en su experiencia.

A partir de ahí, se adaptan o modifican aquellos para mejorar la experiencia y crear espacios que sigan siendo atractivos, pero que incrementen la satisfacción y el bienestar. Cuando la experiencia es placentera, además de potenciar la lealtad, también se favorecen las recomendaciones

Si quieres aprender más sobre neuroarquitectura y otras metodologías para el diseño de los espacios gastronómicos, inscríbete en nuestro máster y dedícate profesionalmente a este sector.

 

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